Una Taza para el Café

Por: María Martínez

Nunca imaginé que del otro lado del mundo iba a conseguir ésa taza para el café.

Aún me acuerdo del día en el que le prometí regalarle una taza. Estábamos en un supermercado comprando provisiones para una noche de películas. Se atravesó un exhibidor lleno de platos, vasos y muchas tazas.

"Te regalaré una taza para el café, así cuando lo tomes, pensarás en mi". Fueron las palabras que le dije.

Pasaron casi cinco meses y no encontraba ésa taza. Todas me parecían feas, sin gracias, no eran especiales, no eran para tomar café.

Estaba en Madrid, caminando por Puerta del Sol, entré a una tienda de souvenirs y la vi.

Vi la taza para el café que hacía cinco meses había prometido regalar.

Ahora, cuando toma café, sé que piensa en mí.

Con locura y pasión.