Una noche llena de estrellas

Escrito por: María Martínez

Luego de una tarde llena de risas, platica, mariscos y unas cuentas cervezas volvimos a la ciudad.

Me sentía en confianza, pero a la vez me sentía temerosa por la situación. Era la primera vez que salía con alguien mucho mayor que yo.

Mientras conversábamos, él me tomó la mano.

Quedé congelada ante tal acto. Nuevamente, no sabía qué hacer, pero sus manos era bonitas, grandes. Las consideré en su momento como las manos más perfectas que había tocado.

Llegamos a casa, solté su mano y me acerqué a su mejilla para despedirme de él.

-Adiós, preciosa-, fueron sus palabras.

Entré a casa, subí a mi cuarto mientras prendía un tabaco.

Calada tras calada no dejaba de ver el cielo a través de mi ventana.

Habían muchas estrellas.