Una carta a la soltería

Escrito por: María Martínez.

Vivimos en un mundo donde ser soltera o soltero es visto como algo malo.

¿Cómo tendrá el carácter para que nadie quiera estar con el/ella? ¿Por qué si es tan guapo/guapa no tiene novia? Tan dedicado/a en su trabajo y está solo.

Podría continuar con más y más frases que me ha tocado escuchar e incluso que me han dicho a lo largo de dos años y medio.

Sin embargo, hay una brecha muy grande entre estar “sola” y estar soltera.

Esta, es una carta a la soltería, mi soltería. De la cual he aprendido mucho, sigo aprendiendo y cada día valoro más.

Fue un día de septiembre cuando tú y yo retomamos nuestra amistad.

En un principio me rehusaba a querer tenerte de nuevo en mi vida; lloré durante casi un mes todas las noches porque simplemente quería tenerte fuera. La realidad, era que te tenía miedo, mucho miedo.

Poco a poco, sin querer fuiste entrando a mi vida y con el tiempo, te fui aceptando.

Aún recuerdo una noche de diciembre, tenía mucho frío. Te acercaste a mi corazón y me dijiste “prepárate un café y termina de leer ese libro que tienes en el buró”. En esa ocasión, no te cuestioné, solo hice lo que me dijiste.

Pasamos meses muy difíciles, en ocasiones te ignoraba por completo, no te escuchaba. Decidía salir y buscar quién "solventara" todas mis carencias. Ahora, meses después me da risa. Era evidente que nadie iba a poder solventar todo eso más que yo.

en las noches de llanto, de ansiedad, de tristeza ahí estabas tú, esperando a que te tomara entre mis brazos, te abrazara y por fin te aceptara en mi vida.

Un día sin más sucedió. Te dejé entrar a mi vida, y qué bueno que lo permití.

Decidí que todo eso que quería darle a alguien primero me lo tenía que dar yo, y así, de la nada, un día podría compartirlo con alguien más.

Quería deconstruirme para también poder reconstruirme.

A ti, mí soltería: gracias por:

• Enseñarme que nunca estoy sola, que siempre tengo mi propia compañía.

• Todas las veces que fuimos tú y yo, de la mano a hacer ejercicio juntas.

• Las noches de llanto donde me consolaste.

• Dejarme conocerme más en todos los aspectos (personal, sexual, amistoso, laboral, uff… todos los aspectos).

• Enseñarme que estamos completas.

• Dejarme ver que nadie me va a dar lo que yo no me doy.

• Permitirme poner límites.

• Crecer a mi lado.

• No dejarme sola nunca.

• Enseñarme que solita puedo.

• Dejarme ver qué tolero y qué no tolero en una pareja.

• Querida soltería, gracias por hacerme notar que nadie me va a completar porque yo estoy completa.

Amiga mía, en este punto de la vida estoy logrando una reconstrucción que jamás vi venir, al menos hace dos años no lo hubiera ni creído.

"Quiero que mi próxima pareja sea por amor, ya no por carencia", fueron las palabras que dije y continúo diciendo.

Si en algún momento de mi vida vuelvo a salir y tener algo con alguien tengo en claro que tú y yo siempre estaremos juntas, nunca más quiero volver a alejarme de ti.

Es por eso, que te hago esta promesa, Mafi soltera:

Amiga mía, me llena (aún más) de vida pensar en que puedo compartir mi vida con alguien. Alguien, que te prometo que respetará y disfrutará los momentos que tengo para mí misma, esos momentos en los que trato de descubrir quien soy.

Con el amor más sincero,

Maf.