Times Square, la propuesta.

Por: María Martínez.

Hace muchos años tengo la escena en mi mente. La escena que probablemente nunca sucederá y que sí, he idealizado. Por eso, hoy la plasmo aquí, entre líneas, mis líneas. Donde no hay un límite de emociones, sueños, ideas.

Gracias por leer este escrito.

Es octubre, él y yo estamos llegando al aeropuerto para tomar un vuelo a mi ciudad favorita en todo el mundo, Nueva York.

Hace años fui a esta ciudad y me enamoré por completo de ésta.

Hoy es el día en donde volveré a estar ahí, y lo mejor, es que dormiré ahí con él, que amo tanto.

Nos encontramos en el aeropuerto con cuatro amigos más, todos emocionados por el viaje. A pesar de que son las cuatro de la mañana nos dirigimos a un Starbuck a comprar café y alimentos.

Las risas, los chistes y la emoción por viajar juntos es inevitable.

¿Listos para cuatro días de viaje, emoción y diversión?

Más que lista, todos mis ahorros están aquí.

¡Listísima, que se joda el trabajo!

Comenzamos a abordar, todos vamos en fila.

Él y yo no nos soltamos la mano, estamos emocionados por este viaje tan especial juntos.

A pesar de que hemos viajado a otros lugares como Colombia, Guatemala, Los Ángeles, San Diego y bueno, muchos lugares más, ir a la Gran Manzana con él es muy especial.

Cinco horas, tres sándwiches y dos Coca Colas después estamos pasando el filtro de migración del JFK.

¡Llegamos a Nueva York!

La ciudad está increíble, tan increíble como la primera vez que vine. Rascacielos por todo Manhattan, Dumbo lleno de turistas tomando fotos en la banca donde Frank Sinatra componía canciones. El olor a pizza y a drenaje, las personas caminando escuchando música o hablando por teléfono.

¡Todo es increíble!

Central Park con niños corriendo, personas ejercitándose, personas haciendo picnics... ¡Te amo, Nueva York!

Llegamos al Airbnb que rentamos, ubicado en Brooklyn, a unas cuadras de DUMBO. Desempacamos, algunos tomamos una ducha y estamos listos para ir por una clásica pizza newyorkina y cerveza.

Terminamos de comer, tomamos el tren y nos dirigimos al centro, a Manhattan. Mi corazón late al mil por hora.

Te amo, estoy feliz por estar aquí contigo.

El tren va lleno, las risas entre los seis amigos no faltan; los besos entre él y yo tampoco.

Llegamos a Times Square, llenísimo de gente.

Vamos a ver qué musical tienen en Broadway debajo de esas escaleras rojas venden boletos a mitad de precio.

¡Vale, nosotros vamos a preguntar!

El me toma por la cintura y me susurra al oído:

Este será un gran viaje, ya lo está siendo.

Caminamos hasta las escaleras rojas, unos van por debajo para ver los musicales disponibles. Él y yo subimos esas escaleras.

No puedo estar más asombrada por todos los anuncios publicitarios, las luces, todo.

Tenemos casi cuatro años saliendo, me acuerdo de la primera vez que te vi, de la primera cita, del primer beso que nos dimos. Llevo casi años agradeciendo a la vida porque llegaste, llegaste en el momento indicado...

Comienzan a salir lágrimas de mis ojos.

Hemos viajado a muchos lugares y sé lo mucho que te gusta esta ciudad por eso decidí hacerlo aquí.

Estoy convencido que quiero una vida a tu lado, quiero seguir compartiéndola contigo, nosotros, tú y yo.

Nadie está preguntando por los musicales disponibles, están todos aquí viéndonos, viéndome a mí pedirte que compartas tu vida conmigo.

Tus papás están por video llamada...

No sé qué más decir, estoy muy nervioso, sólo puedo continuar con lo siguiente:

Te amo, te amo con todo el corazón, amo cómo somos, cómo hemos construido esto a lo largo de cuatro años, y sé que serán más, muchos más, por eso quiero saber si ¿quieres casarte conmigo?

Saca de su abrigo una cajita, la abre.

Las lágrimas no dejan de salir de mis ojos, nuestros amigos nos están viendo, están llorando, los desconocidos paran para ser testigos de este momento.

Lo tomo entre mis brazos, le susurro al oido cuánto lo amo.

Si quiero casarme contigo.

Las personas comienzan a aplaudir, unas toman fotografías o graban videos.

Yo, no dejo de llorar.

Te amo, te amo por siempre.