Hora de escribir
- María Fernanda Martínez Valdepeña
- 16 mar 2021
- 2 Min. de lectura
Escrito por: María M.
Se escuchan los pájaros cantar, el viento provoca que los árboles se muevan. En la calle hay coches que tocan el claxon. Desperté temprano, preparé café, abrí mi computadora y me quedé contemplando el jardín que tienen mis padres en su casa.
¿Sobre qué puedo escribir hoy? La pregunta que pasa por mi mente unas diez veces al día. Quiero escribir sobre ti, sobre mí, sobre nosotros, sobre mi nuevo trabajo, sobre mi papá que acaba de cumplir 80 años, sobre todos esos amores que han pasado por mi vida, sobre esa fiesta que terminó a las diez de la mañana y comenzó a las cinco de la tarde, sobre lo mucho que me inspira mi mamá y muchas mujeres más.
Tomo varios sorbos de café, abro mi Apple Music y pongo música de mi cantante favorito (hasta ahora), BØRNS.
Hearts in the cage, hearts in the cage You, you flipped the page and slipped away
Never thought that you were Someone to say things that you didn't mean
Mi Pages está abierto, el cursor sigue apareciendo y desapareciendo, está esperando a que empiece a teclear alguna historia o sentimiento.
You didn't even call or wish me sweet dreams
Really thought we made a sweet team
But I don't cry, can't you see that you're love of mine
Sweet dreams, always thought you were the sweetest thing
But I don't cry, consider this a lullaby
¿Alguien más se inspira con este tipo de canciones?
Soy un alma vieja según los números, me pregunto muchas cosas sobre la vida y siento nostalgia por no haber vivido en otra época menos pinche como en la que me encuentro. Una época donde la gente en vez de quejarse tanto busque soluciones y deje de victimizarse...
Y así fue, ese martes de marzo comencé a escribir sobre mí mientras tomaba café como desquiciada y escuchaba a Garrett Clarck mientras mi jornada laboral iniciaba. ¡Tres páginas de sentimientos, emociones, lágrimas, enojo, amor, orgullo, ideas! En 40 minutos...
La alarma suena, la junta está por comenzar. El café se ha terminado, comienza a sentirse el calor de la ciudad. Afuera se escuchan más coches, los pájaros dejaron de cantar, papá salió a preparar más café.
Un día más en el que me siento viva y feliz de poder escribir.
Más tarde, antes de dormir releo lo que escribí.
Y ahora, ¿sobre qué escribo mañana?




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