Fernando.

Por: María Martínez.

Han pasado tres días en los que lloro por las noches hasta quedarme dormida.

Lloro porque eres grande biológicamente.

Lloro porque no te acuerdas cuando te marco.

Lloro porque no estoy lista para este momento.

Lloro porque no sé qué haré cuando te vayas de aquí.

Lloro porque lograste verme graduándome de la universidad.

Lloro porque quiero que me veas casada y con tres hijos.

Lloro porque mis hijos tendrán al mejor abuelo del mundo.

Siempre me has dicho que nunca te irás, que siempre estarás en mi corazón, y no sé si esto sea ser egoísta, pero no quiero que te vayas, no quiero que me dejes.

Quiero, como te dije una vez, que los dos muramos al mismo tiempo para no sentir ese dolor de perder al otro.

En este momento siento un dolor, un dolor que solo el amor me ha hecho sentir. Y me duele tanto porque eres el amor más sincero que he sentido y que sentiré.

Te amo con el alma, Fernando.

Y qué dicha llamarte “papá”.