top of page
Buscar

El adiós que tardé llegó.

  • Foto del escritor: María Fernanda Martínez Valdepeña
    María Fernanda Martínez Valdepeña
  • 1 ago 2022
  • 2 Min. de lectura

Por: María Martínez.


Era un día caluroso en la ciudad, estaba con mis compañeras de casa, todas aburridas así que decidimos comprar unas cuantas cervezas y tabacos para acompañar el día soleado.


Risas, chismes, cervezas, tabacos y cinco mujeres en una sala un sábado por la tarde.


Después de una buena cantidad de alcohol y cebada en mi cuerpo decidí tomar mi teléfono y escribirle.


"Ya no es lo mismo desde hace mucho tiempo, necesito que hablemos y que aclaremos la situación en donde estamos.


Yo ya no me siento bien estando contigo."

Lo envié.


"Sabía que todo esto pasaría, te dije que te vinieras conmigo, que aquí seríamos felices, que todo iba a estar bien.


Ven mañana, en el primer vuelo, te lo compro en este momento, pero ven, por favor".


Recibí.


Mis compañeras se dieron cuenta de lo que sucedía, me quitaron el celular y seguimos celebrando la vida y el estar juntas.


Tres horas después, estaba vomitando en mi baño.


Sentía un nudo en el pecho, ganas de llorar, de gritarle al mundo... tenía ganas de serme fiel a mí misma por primera vez.


En medio de una borrachera con mis cuatro compañeras de casa, rescaté mi teléfono de una de las bolsas en donde estaba escondido.


Marqué.


Hola...


¿Estás borracha?


Sí, y siento que solo así puedo decir todo lo que siento, ¡qué vergüenza!


Vergüenza es la que siento por ti cuando estás así.


Wow.


Compré un vuelo, mañana llego a verte, necesito que vengas ya a vivir conmigo.


En efecto, me quedé callada. Entre la borrachera que traía, el cigarro que fumaba, la información que procesaba y el tratar de hilar lo que iba a decir, preferí quedarme callada.


¿No dirás nada? Estoy por llamarle a tu papá, no puedes seguir allá sola, vienes a vivir conmigo.


Seguía sin decir nada.


Di algo, ¿o estás tan borracha que no puedes ni hablar?


La sangre me hervía por dentro.

Estaba borracha, pero no quería decir algo hiriente o de lo que pudiera arrepentirme.


Hablé.


No quiero tenerte más en mi vida. Quiero terminar esto esto hoy, aquí, por teléfono. No me gusta sentirme en prisión contigo. Odio esto, odio no ser yo.


¿Y quién eres tú?


Esto acaba aquí, estoy cansada de fingir que te quiero cuando no lo hago, ya no más.


Silencio.


La llamada termina.


El adiós que tanto me costaba decir llegó ese día, en medio de una borrachera.


Las cuatro compañeras que tenía presenciaron todo.

En cuanto la llamada terminó fueron a abrazarme.


Empecé a reírme.


¡Al fin!








 
 
 

Коментарі


Publicar: Blog2_Post

Formulario de suscripción

¡Gracias por tu mensaje!

3315858420

  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn

©2021 por Mafi's Blog. Creada con Wix.com

bottom of page