Dos tequilas, cuatro cervezas y un beso sabor a mezcal - parte uno
- María Fernanda Martínez Valdepeña
- 26 sept 2024
- 2 Min. de lectura
por: maría fernanda martínez.
La hora de salida estaba cerca. Había tenido un día productivo en el trabajo
-¿Me puedes recordar la información que debo dar para poder entrar?, dijo del otro lado de la línea.
-Te lo mandé por WhatsApp en la mañana.-, respondí.
-Mariana, no es momento de bromas, dime ya-, dijo molesto.
-Joder, solo di que vienes a la tabacalera con Mariana. Que soy tu amiga y que vienes a recogerme-.
-Oquéi, amiga, ahorita nos vemos-, colgó.
Imbécil.
Salí de la tabacalera esperando no encontrarme a nadie. La gente ahí solía ser muy chismosa y lo última que quería era que me vieran subirme al carro de un "extraño", un mes después de haber terminado la relación más "estable" que había tenido.
-Joder, Mariana, ¿tan tarde y aún en la ofi?-, se escuchó detrás de mi.
Mierda, mierda, mierda.
-Sergio, qué gusto verte. Llevo algo de prisa, mañana nos vemos, ¿oquéi?-, dije lo más rápido que pude.
-Oye, no vi tu coche hoy, pensé que no habías venido. Puedo llevarte a tu depa con gusto-, lo último que me faltaba. ¿Que la gente tiene un radar cuando alguien tiene prisa o qué?
-Sorry, viene una amiga por mi hoy, muchas gracias, Sergio, te veo mañana, bye, bye-, caminé aún más rápido hasta poder llegar a la esquina y justo en ese momento vi el Seat Ibiza azul marino.
Hice señas con los brazos y corrí hasta el auto. Abrí la puerta trasera, metí mis tres bolsas, incluyendo la de mano y en seguida me metí.
-Avanza ya, rápido, rápido que no quiero que nadie me vea-, grité como una loca.
-¿Qué te pasa? No avanzaré para nada hasta que me digas qué está pasando. Iba a recogerte en la entrada y estás en la esquina.
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