Carta a Rodrigo

Escrito por: María M.

No sé por dónde empezar porque nunca tuvimos un principio pero sí un final.

Nos conocimos en el verano del 2013, tenía 16 años y él 25. 10 años de diferencia eran los que nos distanciaban.

Fue un sábado por la noche cuando llegó a casa, tocó la puerta de mi recámara y entró. Lo vi, tan lleno de vida y con esa sonrisa que me derretía cada vez que la veía. De fondo sonaba The Killers, nuestra banda favorita que, en algún momento de la vida, habíamos prometido ir a ver juntos.

Corrí hacia él, cuando lo tuve frente a mí me detuve en seco y solo lo observé.

Rodrigo ha sido una no relación en donde siempre limité mis sentimientos por miedo a ser juzgada por el y también por no ser correspondida. Cada vez que sentía su cuerpo cerca del mío el corazón me latía a mil por hora. Ahora lo recuerdo y la risa y cosquilleo en el cuerpo de esa niña de 16 años es solo un recuerdo más.

Rodrigo y yo tuvimos algo por dos años a distancia. Cada cuatro meses el viajaba o yo viajaba para verlo. A pesar de la diferencia de edades podíamos charlar de todo, o bueno, casi todo. Durante mi último año en la preparatoria busqué opciones en todo el país para irme a estudiar comunicación. Nunca fue un tema de conversación entre él y yo. Rodri tenía muy claro qué pasaría entre nosotros si yo ma iba a la ciudad donde el estaba, y yo, sabía lo que pasaría si me iba a una ciudad diferente: sería el final de algo que jamás empezó.

Era junio de 2015, estábamos en el aeropuerto porque yo partía a la tercera ciudad más grande de México. Estaba a cinco días de comenzar una nueva vida, en una nueva ciudad, iba a conocer nuevas personas y lo que más me emocionaba es que iba a poder plasmar historias, justo como lo estoy haciendo en este momento.

"Tengo miedo de irme, Rodri. Siento que eres el amor de mi vida"- le dije mientras sentía como las lágrimas comenzaban a rodar sobre mis mejillas.

"No, Mafer. Vete, sal, conoce nuevas personas. Yo no soy el amor de tu vida." - En ese momento sentí como mi corazón se partió en dos. ¿Cómo podía estar seguro de eso?

A mis 18 años sentía que Rodrigo era la única persona que amaría, la única por la cual mi corazón latiría así. ¡Qué equivocada estaba!

Durante años lloré porque aún lo quería, me imaginaba toda la vida a su lado. Pero con el tiempo vi todo de otra forma.

Me fui, y mis cuatro años y medio de carrera universitaria me enamoré dos veces y a Rodrigo lo volví a ver un par de veces. Hasta la fecha, no sé nada de él.

Rodri, hasta donde estés, te mando un abrazo y te doy las gracias. Efectivamente, no eras el amor de mi vida.

Con cariño,

Maru.