Arquera
- María Fernanda Martínez Valdepeña
- 4 oct 2023
- 2 Min. de lectura
Por: María Fernanda Martínez
2017
El silencio es absoluto, se pueden escuchar las lágrimas caer. Era mi tercer día llorando como una niña de siete años que acaba de perder su juguete favorito.
- No puedo con esto, de verdad no puedo.- me digo en voz alta.
Ahí viene otra vez. Viene ese ataque de pánico que no me deja respirar. Siento como poco a poco la habitación se va haciendo más pequeña y yo más grande. El oxígeno comienza a faltar.
Mi respiración es agitada y el llanto es cada vez más incontrolable. No puedo hablar, las palabras no logran salir de mi boca. Estoy sola, nadie podrá escucharme.
Entre el llanto y la respiración agitada se logra escuchar mi celular sonando. Una llamada está entrando. No puedo contestar, no me puedo ni mover. Vuleve a sonar el celular tres veces más.
Veinte minutos después todo ha vuelto a la normalidad, puedo respirar tranquilamente y las palabras poco a poco se van formulando. Camino a mi celular y veo que tengo seis llamadas perdidas.
- Marina, dime que estás bien, por favor- dice él.
- Ven a mi casa- es lo único que logro decir.
- Estoy a tres cuadras, tengo llaves, quédate en tu cuarto-.
Era como una escena de un video de Taylor Swift. El entraba a mi cuarto, su cara era de preocupación pero también de alivio por verme bien. Yo corría hacia el para abrazarlo y soltarme a llorar como niña.
- Amor, ¿qué pasó?, ¿qué tienes?, ¿te dio otro ataque de pánico y ansiedad?-
- Sí…- apenas digo.
- Tranquila, ya estoy aquí. Estás bien, pudiste tu solita. ¿Trataste de calmar tu respiración poco a poco?- pregunta de manera tierna, como siempre lo hace.
Asiento.
Comments